El círculo dorado en los proyectos turísticos

Simon Sinek es un referente mundial en el ecosistema emprendedor, considerado uno de los líderes motivacionales más emblemáticos. Y es que uno no se puede considerar emprendedor por convicción, si no conoce el concepto del círculo dorado de Sinek.

Pero ¿qué tiene que ver este concepto dorado con un proyecto turístico? Mucho, es más, yo diría que tiene todo que ver. Vamos por partes, cuando queremos desarrollar un proyecto, ya sea turístico o cultural o de cualquier tipo, lo primero que debemos definir es nuestro objetivo u objetivos, para después centrar nuestros esfuerzos en cómo hacerlo. Entonces, siguiendo sobre la línea de este planteamiento, para definir nuestro objetivo, en cualquier proyecto que emprendemos, nos hacemos la siguiente pregunta; ¿qué vamos a hacer? Continuando sobre lo mismo, para centrar nuestros esfuerzos en el objetivo establecido, pensamos; ¿cómo lo vamos a hacer?

Hasta aquí, estarán de acuerdo conmigo, parece todo normal. Pero, falta algo, lo esencial en todo proyecto, ya sea profesional o personal, falta un motivo. Nos pasamos la vida pensando en lo que hacemos o a que nos dedicamos, para después averiguar cómo lo alcanzamos, sin detenernos a reflexionar en porqué lo hacemos.

¿Por qué haces lo que haces? Porque te apasiona, porque te gusta, porque ayudas a los demás, porque quieres trascender, porque vas a ganar mucha plata o porque no te queda de otra. Toma unos minutos para analizar el por qué de tu proyecto, si tiene sentido, si contribuye a mejorar, a una comunidad, a un grupo vulnerable, a conservar nuestro planeta, a rescatar nuestras costumbres, a hacerte una mejor persona.

Sin duda, el círculo dorado de Simon Sinek nos deja una gran lección. Sin un por qué, las cosas pierden sentido y perspectiva. Por eso, siempre que inicies un proyecto, pregúntate por qué lo haces, después piensa cómo lo haces, para que finalmente sepas conscientemente lo qué haces.

Para mí, si la respuesta a ese por qué no me apasiona, entonces cambio de proyecto. Porque estoy seguro de algo, lo que no te apasiona de origen, nunca lo hará.